EXPONEN RARÁMURIS EN EL MUSEO DE LAS CULTURAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO


Boletín de prensa No. 53

20 de diciembre de 2016

En el Museo Nacional de las Culturas del Mundo en la Ciudad de México se inauguró hace unos días la exposición fotográfica “Nuestro bosque rarámuri”, muestra que presenta el trabajo realizado por la comunidad rarámuri de Kwechi, Norogachi, municipio de Guachochi, Chihuahua, agrupados en torno de la escuela comunitaria Benésica Anagupse “Aprendiendo Juntos”.

Profesores y alumnos retrataron aspectos de su relación con el bosque a lo largo de un año, logrando capturar desde su propia perspectiva distintos momentos de sus paseos entre los pinos, laderas, montañas, arroyos y cuerpos de agua a lo largo de las cuatro temporadas. Fueron capturados paisajes nevados, personas sembrando, trabajando en sus actividades cotidianas, fiestas, rituales, fauna silvestre y doméstica, insectos, plantas, semillas, nubes, paisajes, en fin, situaciones de especial significado para los fotógrafos, que pueden ir desde las vivencias positivas hasta aspectos de la problemática ambiental que enfrenta el bosque y la vida en él, como son la tala clandestina, los incendios y la erosión de los suelos.

La participación a lo largo del proyecto fue notablemente entusiasta y comprometida por parte de niños y profesores, pues a decir de ellos, vieron en esta actividad una forma de reflexionar y fortalecer su cultura, en torno a un elemento de espacial relevancia para ellos como es el bosque, que dicho sea de paso, no ven separado de otros aspectos de su vida, pues es parte inherente de su mismo territorio, y el territorio es lugar de vida en común. Fueron ellos mismos quienes seleccionaron las fotografías y quienes redactaron los textos que acompañarían cada imagen. Ellos explicaron en sus propias palabras el significado que ven en cada retrato, detrás del cual hay una historia y una representación propia de los escenarios y las vivencias que nadie más que ellos, quienes lo experimentan, pueden explicar con mayor precisión.

La escuela comunitaria de Kwechi es una iniciativa propia, para la cual ellos mismos diseñaron el programa de estudios adecuado a sus necesidades y donde los profesores son miembros de la misma comunidad y, por lo mismo, son hablantes del rarámuri y conocedores de las aspiraciones comunitarias para un proyecto educativo. Su viaje a la Ciudad de México para inaugurar la exposición de su trabajo, se hizo con la intención de mostrar en la capital del país y en el corazón mismo de la ciudad, el fruto de su emprendimiento y presentarlo en sus propias palabras frente al público asistente.

Los niños vieron su trabajo instalado en la sala del museo así como a los numerosos visitantes admirando su obra y pidiendo tomarse fotos con ellos. En la ceremonia de inauguración y ante el público asistente en el patio central del museo, hicieron uso de la palabra la representante del Museo Karla Peniche, el doctor Esteve Corbera de la Universidad Autónoma de Barcelona y director del proyecto “Conflicto y Cooperación en REDD+”, el cual auspicia la exposición, el antropólogo Horacio Almanza Alcalde, Investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y coordinador del proyecto en México, Jorge Luis Berdeja, subdirector de operación del Museo, y Francisco Palma Aguirre, miembro de la comunidad rarámuri de Kwechi. Tras el evento, los autores de las fotografías pasearon por tres días en lugares emblemáticos de la Ciudad de México, llamando la atención de los citadinos, quienes con mucho respeto se acercaban a preguntar sobre su procedencia y no pocos solicitaban tomarse fotos con ellos, principalmente con las mujeres quienes vestían sus tradicionales vestidos, confeccionados por ellas mismas.

Este proyecto de fotografía participativa, se empleó bajo la metodología del Fotovoz, y deriva de un proyecto de investigación Internacional coordinado por la Universidad de East Anglia en el Reino Unido a realizarse en Nepal, Vietnam y Mexico, y financiado por la Organización Holandesa para la Investigación Científica (NWO).

El Fotovoz es un método de investigación participativo basado en la comunidad, empleando la técnica fotográfica y la discusión para el análisis y la difusión de un tema, problemática o fortaleza por la propia comunidad. La metodología parte del concepto de los “expertos residentes” que documentan y proveen de información a la acción social de base.

El método fue elaborado y propuesto por primera vez como tal por la Dra. Carolina Wang y Mary Ann Burris, cuando hacían estudios con mujeres en una comunidad de China en la década de los 90’s. Su objetivo, aunque orientado a la generación de conocimiento, es fundamentalmente el cambio social, donde la reflexión colectiva y el empoderamiento de los sujetos lo largo de todo el proceso es puesto por encima de la entrega de resultados finales. En cierta etapa del proceso la fotografía puede ser exhibida y compartida con un público más amplio, pero el resultado del diálogo, las reflexiones, propuestas y demás, tiene a su vez una utilidad inimaginada.

Esperamos que este tipo de actividades sirvan para los proceso de reflexión y aprendizaje propios de las comunidades, pero también para promover entre la sociedad más amplia un pensamiento alerta y respetuoso de la diversidad cultural en la humanidad, en el que ésta se vea como una riqueza de la cual podemos nutrirnos, aprender y por lo tanto valorar en su contexto y en la vivencia social diaria.

Esto es aún más necesario en tiempos en que la intolerancia y las desigualdades de poder pretenden imponerse en la vida pública por encima de los derechos y las libertades fundamentales del ser humano. Que las palabras y las imágenes vertidas dejen huella y demostración de la presencia de la comunidad de Kwechi, que como cualquier otra quiere y puede compartir sus saberes y experiencias, y quiere y puede ser escuchada y, en reciprocidad, escuchar a otros pueblos, barrios, comunidades y personas de pensamiento diverso. No es la centralización de las decisiones en figuras de poder cada vez más ilegítimas la que construirá las formas presentes y futuras de relacionarnos, sino el diálogo de diversidades, muchas de las cuales salen de las sombras en que se les quiso confinar, para convertirse ahora en protagonistas del proyecto y el pensamiento social y humanista viable y posible.

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