EL PATRIMONIO CULTURAL HISTÓRICO EN MEOQUI Y ROSALES


Artículo de divulgación

Una pequeña reflexión visual y escrita sobre identificación y registro

Memorias del coloquio Hablemos del Camino Real de Tierra Adentro 2015

Por César de la Riva Molina

El Camino Real de Tierra Adentro fue una ruta crucial para el virreinato a lo largo de más de trecientos años. El estado de Chihuahua tiene en la región centro-sur varias comunidades con vestigios, evidencias y entrecruzamientos de patrimonio histórico material que nos hablan de lo que pudo ser el intercambio de mercancías, riquezas, e  ideas que transitaron por la región. Hoy se recuerda esa ruta también por acontecimientos relacionados con la Independencia, o la Reforma, por ejemplo, la llamada Ruta de Juárez o la Ruta de Hidalgo.

Un tipo de patrimonio cultural edificado que podemos ver en la región son los restos de arquitectura, en el orden de lo civil, público, fabril, o religioso.  Varios monumentos quedan en la forma de templos, casas, haciendas, edificios públicos, o infraestructura como las acequias y acueductos. Son objetos de autoría anónima, al parecer, conservados por el azar, por la suerte, o por un tipo de conciencia histórica propia de los herederos —y usuarios— de ése patrimonio.

Otro patrimonio, aunque menos visible, son los bienes muebles históricos, en su mayoría objetos que se relacionan con el culto religioso católico de los tiempos del virreinato. Objetos que acompañan a los inmuebles históricos, como las imágenes de culto que se resguardan en los templos que antes fueron parte de la estructura misional jesuita o franciscana. También existen bienes históricos muebles de menaje general como vajillas, utensilios para la liturgia, u ornamentales; tan comunes en su tiempo, que por lo mismo en el presente es difícil encontrarlos bien conservados, siendo los más raros los anteriores al siglo XIX. 

Se habla de patrimonio material e inmaterial como dos conceptos separados, cuando en realidad podemos hablar de ellos como dos caras de una misma moneda. Los objetos materiales siempre parten de una idea, que puede ser un culto, ideología política, tradición estética, constructiva. Son todos índices de la cultura y de la forma de adaptarse a un medio, a un tiempo, en otras palabras, son el cuerpo que tenemos como sociedad.

La conservación es una responsabilidad compartida entre las instituciones (por ejemplo, el INAH) y los herederos de ese patrimonio: la comunidad. Otros campos que influyen sobre el patrimonio son la economía y la educación. Podemos interpretar el estado de los monumentos históricos indagando la relación de esos campos tan complejos.

Las comunidades de Meoqui y Rosales tienen en sus centros históricos un conjunto de edificaciones que obedecen a los cambios a través del tiempo, diferencias que van desde los materiales para construir al uso que tienen los monumentos, recordemos que patrimonio material e inmaterial son dos caras de la misma moneda, entonces, cuando cambia la idea que se tiene de patrimonio, podemos pensar que cambia la forma material de esa idea.

¿Qué sucede cuando cambia el pensamiento imperante? ¿Qué sucede cuando la tecnología resuelve problemas con otros materiales y técnicas? ¿Qué sucede cuando la educación privilegia un modelo de pensamiento que es contradictorio con el patrimonio cultural histórico? ¿Qué es y quién hace al patrimonio?

Todas las preguntas anteriores son tarea de instituciones como el INAH. Y el conocimiento que se genere debe ofrecernos respuestas, por lo menos parciales, que nos ayuden a comprendernos como sociedad. Ese trabajo involucra muchas disciplinas y autoridades, así como abordajes, desde la conservación o intervención de inmuebles y muebles, el registro e inventario, así como la investigación antropológica o arqueológica.

Otro pendiente de la labor institucional es socializar el conocimiento que se genera hacia otros sectores, incluso, dentro de los llamados productivos. Muchas veces se mira al sector productivo como un enemigo del patrimonio, sobre todo cuando con fines comerciales se destruye, modifica, o se apropia de forma indebida para fines distintos al bien común. Las ventajas de acercar patrimonio cultural y sector productivo, una consecuencia simple, es incentivar el turismo, que es bien sabido, puede ser un generador de recursos importante. Pero, otra ventaja es cohesión social y la educación para tener una sociedad libre, justa y solidaria.

La difusión es una estrategia para expandir el conocimiento de los resultados de las investigaciones o el trabajo de campo, así se socializan las ideas, sobre todo, se genera aprendizaje que abona a la apropiación positiva del patrimonio cultural. Una de las tareas que genera información que debe ser socializada es el registro del patrimonio cultural material, el histórico, el moderno; incluso el que está en la frontera de ambos, porque la transición de uno al otro no es abrupta, y nos sirve para interpretar los datos que en su conjunto nos dice cómo ha sido nuestro devenir histórico, pero sobre todo, cómo puede ser nuestro futuro común.

Dicho esto, podemos abordar el patrimonio cultural material de Meoqui y Rosales con otra mirada. Recorrer sus calles para analizar lo que vemos, ver como convive el patrimonio cultural, el histórico, el moderno, y el que está en formación.

 

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