EL VALOR CULTURAL DE LAS ESCULTURAS ARTICULADAS PARA SEMANA SANTA


“Cualquier comunidad que tenga historia vinculada al Virreinato tiene –si es que se conservó– una escultura articulada para Semana Santa”, explica César de la Riva, encargado del área de Bienes Históricos Muebles del Centro INAH Chihuahua.

Una escultura articulada se refiere –en el contexto de la tradición cristiana por Semana Santa– principalmente a la figura de un Cristo con brazos movibles que su finalidad era ser sacada de los templos para participar en el Viacrucis. De ello se tiene registro desde el siglo XVII en sitios como Parral, pero su esplendor se dio en el siglo XVIII con el pico más alto del Virreinato, que se dejó sentir en el septentrión novohispánico.

Estas esculturas que fueron creadas principalmente con fines de evangelización, han sido localizadas en templos misionales jesuitas y franciscanas, pero también en algunos reales y haciendas a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, lo que convierte a Chihuahua en un estado rico en esculturas barrocas, caracterizadas por ser muy expresivas; generalmente podemos verlas mostrando sangre, yagas o incluso las costillas.

Estas imágenes-objeto, conocidas hoy como bienes muebles, eran acompañadas en esta festividad de una serie de rituales que incluían música, bailes y cantos, explica César de la Riva. No obstante, “desde el punto de vista de los bienes muebles, es importante hacer mención de las esculturas que todavía podemos ver al interior de los templos, ya que actualmente es raro que [en Semana Santa] se saque una escultura antigua y se haga el Viacrucis, pues las piezas generalmente permanecen tapadas en una urna”, agrega.

Las representaciones modernas ya suelen ser interpretadas –en su mayoría– por actores a manera de puesta en escena, aunque en algunos estados del sur del país y en países como España, todavía se mantiene viva la tradición de sacar las piezas –incluso las originales– a procesión. En estos casos, el INAH emite recomendaciones de cuidado y limpieza, pues no puede prohibirse su exhibición, ya que estas piezas escultóricas “fueron creadas para ser sacadas, no para ser apreciadas como obras de arte en un museo”.

Cabe señalar que estas esculturas poseen un amplio valor cultural. En el ámbito inmaterial, nos muestran la herencia de nuestros antepasados vinculadas a sus usos sociales, rituales y actos festivos; en el ámbito histórico, nos aportan datos sustanciosos para la ciencia social que son analizados para reconstruir su contexto; y respecto al ámbito estético, se destaca el valor artístico en cuanto a la técnica utilizada para su elaboración, entre otros aspectos.

 

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